Transcurridos 40 años de la construcción de un edificio, o incluso antes, gran parte de las construcciones comienzan a sufrir problemas de todo tipo, en algunos casos se trata de leves achaques pero en otros casos son problemas muy graves a los que hay que poner solución cuanto antes para no poner en riesgo la vida de las personas que viven en el interior. Es por este motivo que es importante que se realice una ITE de edificios donde se lleve a cabo un informe sobre el estado actual y las condiciones para vivir en un edificio concreto.
Para que un edificio pueda ser habitable debe cumplir con una serie de condiciones mínimas tanto de seguridad como de salubridad para que una inspección técnica sea favorable en el informe realizado sobre el edificio. Evidentemente, este informe, esta revisión, este análisis del edificio, deberá ser siempre puesto en manos de profesionales competentes que manifiesten el estado real de la edificación, siempre siguiendo estrictos criterios para realizar su trabajo de la manera más eficaz posible.
Por una parte hay que ser especialmente cuidadosos en el análisis, seguridad y estabilidad que aportan los elementos constructivos del edificio, ya que un grado deficiente de estabilidad puede conllevar graves riesgos para la vida de terceras personas así como la de los propios inquilinos. En este caso habrá que prestar especial atención a los falsos techos, las barandillas, las chimeneas, los aplicados, las cornisas y elementos ornamentales, así como también los acabados, especialmente aquellos que puedan caer en la vía pública.
Por otro lado también habrá que tener especial cuidado con la seguridad y estabilidad de todos los elementos estructurales que formen el edificio. Esto implica controlar que haya daños en el edificio o algunas partes del mismo que puedan afectar negativamente en vigas, forjados, cimentación, muros, soportes, entre otros elementos de tipo estructural que puedan comprometer la estabilidad de la construcción, y por tanto suponer un riesgo para sus habitantes.
Por último, aunque no menos importante, hay que realizar un exhaustivo control con la estanqueidad del agua, ya que hay que evitar que se produzcan todo tipo de filtraciones a través de las fachadas de la construcción, el terreno o bien las cubiertas que puedan llegar a ocasionar alguno de los dos problemas mencionados anteriormente, afectando peligrosamente la habitabilidad del edificio.