Seguramente todos hemos escuchado decir que en el sexo todo se vale. Sin embargo, esta afirmación solo es válida cuando las personas que conforman una pareja están de acuerdo en cada una de las acciones que se vayan a ejecutar. Esto quiere decir que la intimidad solo puede construir en consenso y, poco a poco, se van buscando alternativas que se conviertan en disfrute mutuo. De esta manera, el enlace entre dos personas se debe fortalecer con el tiempo, apartando las creencias ajenas.
En la vida sexual no existen fórmulas, ni creencias de fe que den garantías para mejorar los encuentros íntimos. Sin embargo, existen algunas claves que se pueden aplicar, según las circunstancias:
-El espacio individual no debe perderse: muchas parejas tienden a estar juntos todo el tiempo y, por consecuencia, pierden la emoción de compartir. Por lo tanto, nunca está de más que cada uno tenga su propia vida, haga alguna actividad que le guste o viaje con su familia. Como por arte de magia se recuperará el hecho de extrañar a esa persona.
-La comunicación como punto de encuentro: hablar abiertamente sobre los deseos sexuales y escuchar con atención los anhelos de su pareja es positivo. De lo contrario, la frustración se hará presente en la vida íntima.
-Jugar es más que divertido: sí, la monotonía llega fácilmente a la cama; pero también se puede vencer con unos juegos sencillos, experimentando nuevas posiciones o utilizando lencería atrevida. Lo importante es descubrir qué le gustaría a su pareja y dejar a un lado la vergüenza.
Las personas cuando conviven mucho tiempo juntas pueden llegar a cansarse de la rutina, pero siempre hay espacio para darse una nueva oportunidad para seguir creciendo y compartiendo preferencias. Para llegar a esto, hay que aprovechar la confianza que ya existe y disfrutar como si fuese la primera vez.